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En verde oscuro se muestra el territorio de la América española cuando el genio visionario de Bolivar propuso convertirla en una sola nación

LA LUCHA ES POR LA UNIÓN LATINOAMERICANA

La pandemia del COVID19, los efectos del Cambio Climático y las actuales guerras en Ucrania y Palestina han hecho que muchos países hayan planteado la necesidad de crear un Nuevo Orden Internacional, que sea capaz de enfrentar efectivamente este tipo de situaciones, a las que habría que agregar gravísimos desafíos como: la desertización, la escasez de agua, las grandes migraciones, nuevas pandemias y guerras, etc.

Los latinoamericanos no podemos quedar al margen de esas realidades. Es necesario el concurso de nuestras naciones en el diseño de cualquier nueva estructura a nivel global. La única forma de lograrlo es alcanzando la unión política de los países latinoamericanos y caribeños,

Para lograr esa unidad se deben superar los escollos y debilidades que históricamente han impedido que se haga realidad ese anhelo, presentes en nuestros pueblos desde la época de la independencia de nuestras naciones.

Además, como consecuencia de los efectos de los años de pandemia y de los conflictos bélicos, hemos visto cómo se han mermadas las economías de los polos económicos de los cuales dependen la mayoría de nuestros países, trayendo graves trastornos a la región.

Es necesario una unión de voluntades que recupere las décadas perdidas y retome el camino del progreso a nuestras naciones, cambiando modelos económicos basados fundamentalmente en actividades agrícolas, pecuarias y mineras orientadas a la exportación; al desarrollo de un turismo transcontinental; y con una débil planta industrial, por sistemas que complementen esas actuales actividades económicas con un poderoso aparato industrial, que traiga apareado avances tecnológicos que se retroalimentan, haciéndolo crecer.

El éxito en ese propósito unionista dependerá de la voluntad de aquellos gobiernos que apoyen ese propósito, de la incorporación a ese objetivo de los numerosos líderes progresistas que han surgido en las últimas décadas en la región y que, después de abandonar el poder, bien sea por finalización de su mandato o por golpes de Estado o fakelaw, se han mantenido al margen de esa lucha, unida a la concientización de los pueblos que acompañen y sirvan de sólido sostén a las iniciativas políticas que se tomen.

Una verdadera soberanía política, solo se logra con la soberanía económica.



Para alcanzar la meta de una poderosa unión política y económica, nuestra región cuenta con:

* Una extensión de más de veinte millones de kilómetros cuadrados, independiente en lo físico del resto del mundo, condición ideal para el desarrollo del comercio entre nuestras naciones.

* Más de 660 millones de habitantes, que garantizan una demanda de bienes y servicios lo suficientemente grande para estimular y sostener un gran aparato productivo.

* Los pueblos latinoamericanos y caribeños son ajenos a sentimientos racistas y segregacionistas, ya que tienen una raíz común de las razas blanca, indígena y negra; profesan básicamente dos religiones, la católica y la protestante; se hablan tres idiomas predominantes, el español, el portugués y el inglés; todo ello arropado por la idea de pertenencia a la gran nación latinoamericana, formada en el proceso independentista y alimentada en todos los países en los últimos 200 años.

* Asimismo, América Latina y El Caribe poseen grandes yacimientos de riquezas minerales, vitales para el desarrollo industrial auto sostenido, tales como: aluminio, petróleo, gas, cobre, níquel, estaño, hierro, litio, coltán, etc., gigantescas reservas de agua dulce, extensas zonas marinas y enormes extensiones de superficies cultivables.



Esa suma de factores otorga a la región latinoamericana condiciones únicas para facilitar enormemente la producción, distribución y comercialización de bienes y servicios interregional.

Debemos aprovechar esta oportunidad única que nos deparó la historia con la pandemia y las guerras actuales de ver nuestras debilidades, para corregirlas en beneficio de nuestros pueblos.

Pero más allá de eso, debemos asumir la responsabilidad de ayudar a construir un mundo en paz, solidario e inclusivo, dejando ser "mirones de palo" en el ámbito internacional, para lo cual es imprescindible constituir un bloque de países que tengan una política común.

Asimismo, esta unión de voluntades se impone como necesaria, cuando observamos un mundo en el cual las grandes potencias se mueven (a veces con conductas injerencistas) para "garantizar" el suministro de materias primas como el gas, el petróleo, el níquel, el aluminio, etc., o de productos agrícolas y pecuarios.

En palabras sencillas, hay que cambiar las reglas del juego. Pero para ello hay que dialogar con franqueza, sin conflictividad, pero con franqueza, tomando conciencia que la realidad actual en nuestra región es muy distinta a la del pasado, cuando los que asumían posiciones similares, sencillamente era desalojados del poder, a veces cruentamente.

Seguir por el actual camino aumentará la pobreza y colocará en indefensión a nuestros pueblos ante, no solo los nefastos efectos del Cambio Climático, sino frente a la geopolítica mundial, lo que redundará, inevitablemente, en que continúe y se acreciente la inestabilidad política y social, con todo lo que ello significa.